Arquitecto Proyecto: Carlos de Riaño Lozano
Dirección de Obra: Carlos de Riaño Lozano
Colaboradores: Carlos de Luxán Antón-Pacheco Margarita Usero Gutierrez
Aparejador: José Manuel Méndez
Estructuras: OTEP Instalaciones: Grupo JG
Otros Consultores: PROESGA S.L. (Ejecución fachadas)
Localización: C/ Cervantes 36, Madrid, SPAIN
Fecha: 11/2010
Cliente: EQUIPO 10 DE GESTIÓN INMOBILIARIA S.A.
Superficie: 3,267.00m²
Empresa Constructora: FERROVIAL AGROMAN S.A.

La parcela objeto de proyecto, sin catalogación alguna, era una de las pocas en el Barrio de las Letras que permitía una sustitución de lo edificado por una nueva planta y la posibilidad, por tanto, de implantar una arquitectura contemporánea en un tejido urbano con una construcción mayoritaria de la segunda mitad del Diecinueve y una consolidación de manzanas que poco ha cambiado desde el plano de Texeira (1.655). El entorno inmediato está formado por fincas muy representativas de la arquitectura madrileña residencial, con verdadero interés y a tener en cuenta en el nuevo diseño, con protección integral o estructural y unas edades entre noventa y ciento treinta años.

El encargo propone una construcción de la máxima calidad, con veinte viviendas mayoritariamente de un dormitorio, planta baja diáfana y porticada, trasteros en sótano primero, y una dotación de aparcamiento de cuarenta y siete plazas, servidas por dos montacoches, no sólo de uso exclusivo del edificio, que permita paliar en parte el déficit de plazas del barrio.

El interés sociológico es indudable con la venida de nuevos vecinos que contribuirán a la revitalización ya iniciada por el Ayuntamiento de Madrid, con la declaración de área restringida al tráfico y el futuro desarrollo del Plan Especial Recoletos-Prado. Esta intención se pretende plasmar en una propuesta arquitectónica de categoría, manejando un lenguaje actual pero con una fidelidad absoluta a la arquitectura tradicional.

El fondo máximo autorizado, poco más de diecisiete metros, fue un condicionante muy importante para el desarrollo en planta. Es excesivo para viviendas pasantes (entre 8,00 y 12,00 m.) y escaso para un patio intermedio al que puedan abrir piezas habituales. Se opta por dos cuerpos, uno con fachada a calle y otro a “patio azul”, separados-unidos por un patio de ventilación que contiene la escalera abierta y que se remata en su extremo oeste con el ascensor y núcleo vertical de instalaciones. Con toda intención los dos cuerpos se desnivelan, marcando media planta de diferencia en todos los niveles, consiguiendo un ahorro de espacio en zonas comunes, ascensor y escalera, y una mayor privacidad entre las viviendas.

En el esquema general se manejan muchos elementos de las arquitecturas vecinas y centenarias. La solución descrita de circulación vertical y accesos de plantas, rinde un modesto tributo a la denostada y casi desaparecida corrala madrileña. El acceso de vehículos no deja de ser un antiguo paso de carruajes, adaptado en dimensión a los grandes automóviles de hoy, que conduce a las antiguas cocheras y cuadras, convertidas en montacoches. El tramo de escalera independiente, de portal a primera planta, que dota de cierta singularidad a la única vivienda de tres dormitorios, algo tiene que ver con las escaleras palaciegas que en algunos edificios conducían al principal, marcando diferencias muy de la época.

El alzado exterior sale de las fachadas de la calle, huecos de marcada proporción vertical en permanente movimiento por un sistema de contraventanas correderas, y un inevitable guiño a la estupenda fábrica de granito que forma el zócalo del vecino número treinta y cuatro. En el alzado se manejan pocos elementos compositivos: zócalo de piedra berroqueña en continuidad con los colindantes y recercados de palastro en huecos; impostas, prolongación vista de losas o forjados, en hormigón visto blanco; revestimiento de paños ciegos en composite de aluminio mate blanco; correderas exteriores en panel trespa gris; carpintería de aluminio termolacado mate y barandillas de vidrio transparente de seguridad.

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