Architect: David Archilla Covadonga Martínez-Peñálver
Architect Director: David Archilla Covadonga Martínez-Peñálver
Collaborators: Andrea Alonso Aparejador: Ignacio López-Dóriga
Structures: Saul García
Facilities: Archilla / Peñalver Arquitectos
Constructor: LOMBOK INGENIERÍA
Client: Privado
Surface: 794.00m²
Location: Urbanización Somoboo, RIBAMONTAN AL MAR, Cantabria, SPAIN
Date: 09/2011
Se pretende desde el principio la construcción de UN LUGAR PARA EL DISFRUTE. En este caso, disfrutar del medio es nutrirse del mismo.
LA TOPOGRAFÍA invita a suaves escalonamientos que van definiendo diferentes planos horizontales sin una categoría programática clara.
LOS VIENTOS nos dicen por dónde y cómo hay que protegerse, vientos fríos, vientos cargados de agua, vientos fuertes. Nordeste, poniente o gallego, sur, cada viento invita a un posicionamiento de proyecto y a trabajar con unos materiales.
En el norte, LOS DÍAS DE SOL ofrecen unas condiciones inigualables de disfrute, con buenas temperaturas durante todo el año. Una sencilla operación de semienterramiento permite ofrecer un alzado a sur que capta gran cantidad de radiación solar en invierno, primavera y otoño, calorías que se transmiten naturalmente a los niveles superiores.
El lugar, aporta los materiales de construcción esenciales del proyecto: LA TIERRA es el aislamiento de las cubiertas, LAS PLANTAS su umbráculo para sombrearse en verano, con multitud de especies autóctonas que hablan del paso de las estaciones y construyen ecosistemas con una diversidad de insectos, reptiles y roedores. LA LLUVIA, almacenada en los aljibes es también un acumulador generador de inercia térmica, LAS VISTAS son cuadros de paisaje que definen la localización de los huecos, LA PIEDRA del lugar envuelve los paramentos más expuestos a la lluvia, un fragmento de CIELO es la piscina de borde libre que precede al paisaje del lugar.
En definitiva, se pretende la construcción de un lugar sin más pretensiones que SER DISFRUTADO, sacando el máximo partido a lo existente, evitando la categorización programática y dejando abierta su evolución al ritmo con el que los habitantes van aprehendiendo el lugar.
Llegamos a la conclusión de que los sistemas metodológicos de un PROYECTO PARA EL DISFRUTE han de eludir las certezas categóricas y los dogmas arquitectónicos. Nos dejamos llevar y entendemos el proyecto como una investigación, una nutrición profesional, una montaña de descubrimientos, desde los primeros dibujos hasta la colocación del último tornillo.
APRENDEMOS de los oficios y nos aliamos con la evolución de la obra, disfrutamos de cada conversación, cambiamos los detalles del proyecto de ejecución. “El carpintero funciona, usaremos mejor rastreles de madera y, ¿por qué no?, tableros de celulosa-cemento en vez de hormigón prefabricado”. La concentración en la obra implica una capacidad de atención simultánea al medio y a lo periférico. El proyecto está tremendamente vivo en la obra, él dice lo que hay que hacer: “aquí una pérgola, que se está muy bien al exterior y el nordeste no acaba de molestar”, el proyecto está atento a posibilidades “¿por qué no usar esta madera de otra vivienda de la propiedad en las fachadas?”
Otras decisiones se quedan pero se implementan con nuevas aportaciones, la lluvia será un material preciado de construcción, constituyendo aislamiento e inercia térmica de las cubiertas bajo el manto de tierra ajardinada (fragmentos rectangulares de jardín). Su borde será una línea libre, como en la piscina (un fragmento rectangular de cielo), que se calentará de primavera a otoño con el excedente de calorías de calefacción de la batería de paneles solares en cubierta.
Nos aprovechamos de sistemas y patentes existentes en el mercado, las combinamos para obtener la mayor rentabilidad hacia el proyecto, las hibridamos con técnicas de construcción locales que dominan nuestros oficios, y en todo momento pensamos en el disfrute del proceso, nuestro disfrute, el disfrute de los buenos operarios, que se implican más en la obra cuando se les ofrecen desafíos profesionales, el disfrute del constructor, que ve salir adelante nuevos y rentables sistemas con los que nunca imaginó trabajar, y el disfrute de la propiedad, a la que se hace partícipe del juego como un nuevo pasatiempo, consumir arquitectura.
En definitiva, se trata de un proyecto y una obra disfrutables, plagados de hallazgos personales y profesionales, para la materialización de unas ideas en las que lo esencial ya no es la composición, la escala, la representatividad, el espacio o la forma, sino su capacidad para establecer un diálogo con el medio, para ser vivido y para asumir con dignidad las transformaciones que los habitantes demanden para su completo disfrute.
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