Justo Gallego Martínez es un exmonje español que construye su propia catedral en su pueblo natal. Ingresó a la edad de 27 años en el monasterio soriano de Santa María de Huerta para abandonarlo sin llegar a hacer los votos, cuando contrajo tuberculosis en 1961. Justo comenzó a construir su catedral en unos terrenos que había heredado de sus padres, sin el respaldo de la Iglesia Católica. Justo dice que su catedral, es por Fé en Cristo quien es lo más maravilloso, y se la dedica a «Nuestra Señora del Pilar, Madre de Dios». Su cúpula tiene 40 metros de alto. Lo ha hecho casi todo solo, con algo de ayuda de sus seis sobrinos o de algún eventual voluntario. En ocasiones ha contratado los servicios de un especialista con su propio dinero. Financia su trabajo alquilando o vendiendo terrenos heredados y con donaciones que recibe de cuando en cuando. No existen planos ni proyecto de la obra, ya que Justo Gallego dice tenerlo «todo en su cabeza». Tampoco tiene conocimientos especializados en albañilería ni arquitectura y tuvo incluso que abandonar sus estudios primarios debido a la guerra civil española. Según cuenta el propio Justo a los visitantes que se acercan a contemplar su obra, obtuvo los conocimientos necesarios a través de libros sobre catedrales y castillos. La mayor parte de los materiales de construcción que utiliza son reciclados. Usa tanto objetos de la vida diaria como materiales desechados por las constructoras y por una fábrica de ladrillos cercana. Para hacer las columnas utilizó, como moldes, bidones de gasolina viejos y una rueda de bicicleta hace las veces de polea.
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