Arquitecta: Mafalda Riveiro Gozálvez
Equipo: Álvaro de Miguel, Rosa Ortiz, Fermín Oncina, Carlos Oncina, Juan Gómez Navarro
Cliente: Privado
Este conjunto de edificios debía convertirse en el icono de una Institución privada, que lleva más de 50 años dedicándose a mejorar la vida de las personas con discapacidad intelectual, brindándoles todo tipo de servicios.
Se diseña un Centro Ocupacional para 330 usuarios, (un centro docente donde los discapacitados leves aprenden un oficio que les permite valerse por sí mismos), una residencia para 50 personas y un pequeño edifico anexo, destinado a Centro de Empleo.
El programa docente se divide en tres módulos educativos, para 105, 120 y 105 usuarios, que se sitúan en planta baja, disponiéndose en torno a un área central de tres plantas que alberga las circulaciones verticales y los distintos usos complementarios a la actividad: recepción y comedores en planta baja; sala polivalente, zona de visitas y administración en planta primera y residencia en planta segunda. En planta semisótano se sitúan los cuartos de instalaciones y las áreas de personal.
Dadas las características de los usuarios, los usos predominantes se distribuyen en planta baja, en la cota cero, evitando obstáculos y desniveles y promoviendo la accesibilidad. Todas las zonas exteriores son accesibles. Para facilitar la orientación de los usuarios, las distintas áreas interiores, tanto del centro ocupacional como de la residencia, se diferencian cromáticamente.
El proyecto se ha diseñado con el objetivo de optimizar la presencia de luz natural mediante franjas horizontales de huecos orientados a norte y sur para las aulas, con falsos techos curvos que distribuyen la luz rasante, lucernarios que atraviesan todas las plantas para la iluminación del área central, lucernarios en las zonas de circulación de la residencia, grandes ventanales en las zonas comunes y superficies traslúcidas o transparentes en paramentos horizontales y verticales, que proyectan la luz hacia las zonas interiores.
La escala del conjunto edificatorio se adapta a las distintas circunstancias que rodean la parcela. Desde el sur, con el módulo para 120 usuarios en primer lugar, el edificio adquiere una escala pequeña que responde a la de la urbanización en esta zona. Por el oeste, donde se ubica la entrada principal, el edificio se despliega en altura y en un juego de materiales y volúmenes. Por el norte y el este, donde se encuentran la M-50 y la vía del tren respectivamente, el edificio se hace rotundo, convirtiéndose en un reclamo visual.
El sistema constructivo es tipo SATE y se han implementado múltiples medidas de ahorro energético, obteniéndose una certificación energética clase A.
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