Nueva Torre de Control Aeropuerto de Fuerteventura

Arquitecto Proyecto: ANA DÍAZ GONZALEZ. IDOM-ACXT
Colaboradores: ROLF BRULISAÜER, MANUEL BUENO REYES, ANA GARCÍA MASÓ
Aparejador: MARTÍN JEREZ GARAI
Estructuras: INGENIERÍA IDOM INTERNACIONAL
Instalaciones: INGENIERÍA IDOM INTERNACIONAL
Localización: Aeropuerto de Fuerteventura, Las Palmas, SPAIN
Fecha: 01/2009
Cliente: AENA
Superficie: 3,200.00m²
Empresa Constructora: SACYR

SI LE DAS LA ESPALDA AL MAR, LA ISLA ES UN DESIERTO.
ES UN DESIERTO DE MONTAÑAS ÁRIDAS EN BLANCO Y NEGRO.
BASALTO Y ARENA.
LUEGO ESTÁN EL CIELO Y EL MAR.
LA CALIMA, MÁS ARENA, NO DEJA VER DÓNDE ACABA UNO Y EMPIEZA EL OTRO.
LA TORRE, ARENA Y BASALTO, MIRA AL CIELO-MAR.

NUEVA TORRE DE CONTROL AEROPUERTO DE FUERTEVENTURA

La Nueva Torre de control forma parte de las distintas actuaciones previstas para la ampliación del aeropuerto de Fuerteventura. La propuesta busca solucionar de un modo claro y ordenado la complejidad específica de funcionamiento que posee un edificio de estas características, a la vez que resaltar el carácter de edificio singular que dentro del complejo aeroportuario tiene una Torre de Control, sin olvidar por ello su integración en el lugar y con los edificios existentes.
La dualidad terminal y Torre, cobra especial relevancia, al ser los dos puntos de inflexión del Aeropuerto por la extensión plana de uno, frente a la brevedad y verticalidad del otro. La torre toma de la terminal la cubierta, de cobre tratado, como referencia cromática y así consigue relacionar a los dos edificios. Pero la Torre no pretende ser una extensión de la terminal. Es el faro, el punto vigía que se eleva sobre la planeidad del paisaje.
Su carácter vertical en este caso viene limitado por su no excesiva altura (33m hasta el suelo del fanal), y la gran superficie que ha de llevar en cabeza (fanal y dos plantas de 160 m²).
Tampoco puede olvidarse del entorno natural y de las edificaciones existentes y programadas. Para evitar que la torre se coloque como un elemento más, alineado pero sin referencias a su específica ubicación, el edificio se entronca en el terreno, recoge las trazas más importantes y va cogiendo altura hasta configurar la torre. La rotundidad del perímetro del edificio contrasta con la apertura y ligereza que adquiere al interior. El perfil exterior responde a la escala a la que va a ser visto desde la pista y el aire, el interior en cambio se adapta a al uso vividero, a la escala humana de quien lo habita
Unos muros y unas cubiertas son el principal argumento del edificio, elementos que dibujan la traza, delimitan los espacios, y en un gesto continuo elevan la torre, sin que esta se desligue del resto.

El primer muro es el que pauta el acceso, ligeramente oblicuo, dirige al usuario desde una entrada más estrecha a un patio exterior, delimitado por los mismos muros, que ahora se abren en ventanas para enseñar el mar. Aquí se recoge la zona de aparcamiento, sin diferencia de pavimento entre zona peatonal y rodada, es el patio de los coches, se alejan de la fachada y se protegen con una cubrición ligera del sol.
En continuidad con esos muros aparece el edificio, que tras un primer filtro se abre al patio interior. El patio está cubierto con sombrajo ligero, un umbráculo que se hace más denso en determinadas zonas. Una lámina de agua da frescor al ambiente y refleja el cielo. Vinculados a este patio, otros dos espacios abiertos de diferente tratamiento y carácter; el patio vegetal abierto, ligado a las zonas más intimas del programa (dormitorios), y la galería cubierta a la que vuelca la cafetería, relacionada visualmente con el exterior, con bancos y zona de descanso.
El patio sirve también para separar las salas técnicas y de instalaciones, de los usos administrativos y oficinas; la crujía que alberga las segundas se eleva sobre las primeras, y “mira” por encima, más ligera, más liviana, hacia el mar. La primera, sin embargo no esconde su carácter técnico, más opaco y pesado.
La cubierta, de cobre como la terminal, se eleva en cada tramo ascendiendo hacia la torre. La geometría de la torre responde al propio programa. Desde el fanal hexagonal, las siguientes plantas se echan hacia atrás para ocupar toda la superficie que necesitan y simplificando en cada trazo la geometría, para encontrarse con la base, más austera en su traza, a través de planos que recorren las fachadas. El fuste es recorrido en todo el perímetro por una escalera que, por razones de seguridad ha de considerarse exterior. Por eso el hormigón se horada en cada plano y el fuste se aligera y se texturiza.

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